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Mostrando entradas de septiembre, 2012

A Mi Gran Amor

Hacía tiempo que me apetecía escribir sobre algo romántico, pero no lo hice porque no había encontrado algo tan auténtico como para que mis palabras pesaran como plomos, para que cayeran firme sin atisbo de posterior arrepentimiento. ¿Conocéis la clásica frase...”Te quiero más que a mi vida”? Yo jamás sentí que nadie me quisiera más que a su vida, ni siquiera igual que a su vida, ni un poquito por debajo de su vida rozando con los dedos. Sé que existen personas que creen haber sentido amor por mí, pero de lo único que estaban enamorados era del sentimiento que les generaba estar conmigo, puro egoísmo. A veces, no se sabe diferenciar, lo siento, a mí no me engañan, no pueden hacerlo porque yo sí he estado enamorada y no era eso. El amor, tal y como yo lo entiendo, va mucho más allá de intereses particulares, de hecho, alguien enamorado tiene la necesidad constante de hacer feliz al amado. Es sentir el dolor del otro como el tuyo propio o más, es la mayor de las ago

El Falso Líder

Están por todas partes. No te avergüences si tú también has sido víctima de uno de ellos. Yo lo he sido en varias ocasiones de mi vida, y las que me quedan.  Podríamos dividir a las personas en dos clases: Las que tienen dudas y las que no. En este segundo grupo reside una subcategoría potencialmente dañina en la que podremos encontrar, no fácilmente, al “Falso Líder”. El mayor de los intérpretes, aquél que siempre sabe lo que hay que hacer, elocuente, seguro, pero siempre tranquilo. El falso líder es esa persona pausada a la que no le tiembla la voz para opinar. Él, con su lógica sentenciante se apoderará de nuestras dudas. Por muy inteligente que te creas, aparecerá con sus veladas formas y pensará por ti. En este país lleno de minusválidos intelectuales y gente descorazonada, ya no existe lo lógico o lo ilógico, lo moral o lo mezquino, el falso líder lo maquillará, desvirtuará nuestra realidad e impondrá su ley. Hay varios tipos de falsos líderes: los que manip

Las Cosas Que No Se Dicen

Todavía estoy intentando averiguar por qué la gente le da tanta importancia a las palabras, aunque quizá me haya expresado mal. Me refiero a las palabras que habitan en un contexto, palabras con estado de ánimo, sujetas a acontecimientos que las condicionan. A este tipo de palabras yo las llamo sonidos, una persona inteligente jamás podría subirlas de rango. Mis labios dirán rojo, mis ojos dirán azul. ¿O acaso no sabes leer emociones? ¿De verdad piensas que la comunicación se reduce al lenguaje verbal? Mira a tu alrededor, conoce a las personas, analiza. Quizá el día que te dijeron: “Desaparece de mi vida” querían decir: “Convénceme de que eres tan maravilloso como creía que eras porque te necesito”, o cuando te dijeron:”Gilipollas” realmente querían decir:”Joder, me importa mucho tu opinión”, a veces te dicen vete, pero quieren que te quedes, y un largo etcétera que te perdiste por no saber leer. Hay personas que no paran de enfadarse y solo unos pocos son capaces de ver

Desde mi Prepotente Opinión

Si estáis leyendo este blog hay un 98% de probabilidades de que hayáis llegado hasta aquí porque me conocéis como artista, y a medida que vaya avanzando el texto pensaréis que soy una engreída y altanera compositora que si escribe algo así es porque se cree superior a los demás, y no os equivocáis. Sí, me creo superior a algunos en lo que se me da bien, de la misma manera que acepto que esas mismas personas serán superiores a mí en lo que se les dé bien a ellas. Las falsas humildades me resultan tan absurdas y ridículas como el testimonio de la clásica tía buena alegando que se siente gorda mientras luce un ceñidísimo vestido. En esta ocasión, os pido que comprendáis que yo también tengo derecho a hacer de público y así me juzguéis, y como consumidora de música últimamente me siento abatida por una vergüenza ajena, tanto por parte de los músicos, como de la masa aborregada que se conforma. Vamos a dejar aparte lo fácil, las simplonas canciones de verano, que siempre sirve

Descubriendo al Esnob

Bendito castellano, una de las incorporaciones que más valoro y agradezco a nuestra venerada Real Academia Española es la del término “Esnob”.  La palabra Esnob, heredada de nuestros compañeros ingleses a los que también les agradezco el detalle, es una de esas palabras que desahoga a partir de su existencia. El día que la descubrí todos mis males fueron a parar a ella, se acabó el desgaste, la perífrasis, esa angustia que generan algunos vacíos léxicos. Ella existe, aquí está, delante de mí. Hablemos de “El Esnob” A estas alturas del texto, o ya sabías lo que era un esnob, o espero que lo hayas buscado, y si no, aquí estoy yo para explicártelo, que el desgaste se me convierte en regodeo si tengo un lenguaje tangible que me respalde. Solo espero que sepáis perdonar lo intenso en mi definición y/o la falta de rigor. Esnob: Dícese de esos seres nauseabundos, normalmente con problemas de tipo sexual, que invierten toda su energía en intentar hacer creer al mundo que el día e

Vaya Bichos Molestos

Vinieron a mí, no los compré, ni siquiera me gustaban, no era una opción, no tuve la oportunidad de debatirme al respecto de si quería hacerme responsable de un ser vivo hasta el final de sus días. No los vi crecer, ni los eduqué. Esos pequeños seres maulladores se adueñaron de mi casa, ellos, ¡mearon sobre mi sofá! Pululaban arrogantes exentos de obligaciones, hicieron de mi casa un museo de pelo, suelo de pelo, pelo en las sillas ¡Pelo! Cierra puertas, controla ventanas, cambia arenas, pisos bajos, cables mordidos, celos, alaridos, noches sin dormir y más pelos. Y si enferman cuídalos, y me persiguen, que no hay otro sitio en la casa que donde yo esté. Me cortan el paso, se pelean, ponen posturas raras, juegan ruidosamente, saltan de pared en pared y cuando lloro me muerden. ¡Vaya bichos molestos! Un día mi compañero de piso me anunció que se marchaba y que se los llevaba...¿Acaso era pánico lo que sentí? Y aguantándome el llanto, me acerqué y grité: “No sé donde te i

Escríbeme una Carta

Amigos treintañeros, no se os ocurra ni por un instante desear tener diez años menos. Nosotros nacimos en el momento idóneo para estar al tanto de las nuevas tecnologías y para poder decir que recibimos alguna vez en nuestra vida una carta de amor, de hecho, conservo algunas de ellas. No solo amores de verano, ni amores verdaderos, ni primeros amores, no, no, no...cartas de compañeros de clase, de amigas, de familiares...¡Cartas! Nada de emails, ni mensajitos que se borran para recibir más mensajitos, ni mensajitos que se borran para que otros no lean nuestros mensajitos...No. ¡Cartas! Papel que envejece, que siente, que huele, con ese algo que solo tienen las cosas que se pueden tocar. Papel cuadriculado o en líneas, con los bordes rotos por las anillas, papel de hojas de archivador con agujeros, papel que al romperse duele, que se arruga, que espera, quebradizo, frágil, callado. ¿Y los tachones? ¡Cómo amé los tachones! El olor a tinta, ese brillo que se seca, el suspens

¿A qué saben los sentimientos?

Yo soy marioneta de Dios, también podrías llamarme persona. Yo, como tú, parto de materia orgánica susceptible a la existencia. Mi cuenta kilómetros también estuvo a cero. Yo nací pura, pasajera de esa montaña rusa en la que me embarcaron, en la que ya tenía un asiento asignado que no me dejaron elegir. Para que yo me llame Sheila Bueno García, para que tú leas esto que previamente escribí, para que yo agrupe estas palabras que representan ideas, conceptos y sentimientos, para que yo sea capaz de sentir, antes pasó algo. Como te decía, yo nací pura, yo era tú justo al nacer, antes de que lo que me rodea se apoderara de mí. Quizá, si yo supiera quien eres tú, te envidiaría, maldeciría mi suerte o tal vez tú, sabiendo quien soy yo envidies mi más preciado bien, pero para que tú puedas leer estas líneas, para que yo baile con tus emociones, domine cada estímulo, encuentre la palabra, el momento, la manera de hacerte sentir, antes de todo eso, pasó algo. Nosotros podríamos ha

¿Y si no fuera yo?

Hay días en los que me siento extremadamente bella, y miro a los hombres con esa altivez propia de la que se sabe inalcanzable, y aconsejo a las mujeres sin alma con esa maldad velada disfrazada de ternura que se afirma superior en cada frase. Con respuestas precisas, decisiones justas, aparentemente lúcidas, que solo buscan regodearse de una seguridad que no existe. Me valgo de las argucias del lenguaje, engatuso a esos pobres diablos de léxico ajustado, intuyo su impotencia. En la niñez jamás imaginaron cuánta falta le harían las palabras. Ahora yo, grandiosa, me impongo ante ellos, manejo el discurso, cambio de máscara a mi antojo, manipulo su moral, bailo con sus pensamientos…rápido, lento, llora, ríe, para, sigue…pero nunca dejan de mirarme. Están perdidos, presos de una marea verbal, presos de las olas dibujadas por las ondas de mi voz. Respiran si yo respiro, y si callo, arquean las cejas alimentando mi ego. En los días como hoy, podría mirar al mismísimo Dios frente a

Arriba el Telón

La música siempre ha sido mucho más que un hobby, ha sido mi manera de ver el mundo, y por esta necesidad de vivirla día a día, en el teatro de mi vida los papeles principales muchas veces no los han ocupado los mejores actores. Es de prever, que por este motivo la función haya fracasado. Se baja el telón, se cierran las puertas con mil y una llaves. Atrás queda el lamento, la frustración, las ganas, mis horas, mis llantos, mi esperanza. A menudo me imagino en un salón oscuro y creo escuchar voces y respiro deprisa y cierro fuerte los ojos y aprieto los puños y siento presencia. Pasado un instante, el salón sigue oscuro, y escucho el silencio, y respiro lento, y abro los ojos, y extiendo mis manos, y siento la ausencia.¡A dónde iré! Y caminé por las calles, pero caminaba lento, muy lento, que ni salir corriendo se puede cuando te pesa la pena. ¡A dónde iré! Y llamé a tu puerta con la mirada perdida, y de la puerta me deslicé al sofá, ida, exhausta, como el que evoca a un cadáver. L

Quiero Hacer las Paces

Por Syla (Publicado en el número 7 de Hip Hop Life –Marzo de 2010-) La relación no funciona. Como si de un matrimonio desgastado por los años se tratara, acudimos al hip hop pidiéndole explicaciones, recordándole continuamente todo lo que nos merecemos y todo lo que hemos hecho por él. Sumidos en ese eterno enfado, jamás se nos ocurre abandonar dicha tortuosa relación, y con tal desbarajuste de sensaciones, la pregunta no es por qué el hip hop no me da lo que me merezco, sino por qué no abandono. Yo me voy a tomar la libertad de responder a esta pregunta. La razón de que no abandonemos es que el hip hop nos ha regalado esos pequeños momentos por los que merece la pena vivir, porque siempre recurrimos a él cuando nos va mal. Porque lo necesitamos y, como en cualquier amor, nada es suficiente. Por eso os animo a que recordemos la magia de ese primer beso, lo que nos motivó a estar donde estamos cuando todavía el hip hop no era un trámite para conseguir cosas. He conocido gente, en

Una Noche Cualquiera

No necesito felicidad extrema, ni aplausos, ni que me admiren, ni bailar toda la noche, ni intercambios de palabras protocolarios para sentirme en sociedad. Quiero una copa, un taburete, sentarme enfrente de una persona auténtica que sepa quien soy. Necesito una conversación, necesito a ese interlocutor que me haga sentir que cada una de sus frases alberga el firme propósito de encontrar ese punto intermedio, esa coordenada mágica necesaria entre la realidad y la voluntad de no dañar tus sentimientos. Esas personas humildes, con clase, que a menudo pasan inadvertidas, un día se cruzarán en tu camino y solo siendo ellos mismos te harán volver a casa con la paz interior que ni siquiera tú sabías que necesitabas Gracias por una noche cualquiera, una noche tranquila, perfecta.